A la orilla de un pozo,...

A la orilla de un pozo,
sobre la fresca yerba,
un incauto Mancebo
dormía a pierna suelta.

Gritóle la Fortuna:

«Insensato, despierta;
¿no ves que ahogarte puedes,
a poco que te muevas?

Por ti y otros canallas
a veces me motejan,
los unos de inconstante,
y los otros de adversa.

Reveses de Fortuna
llamáis a las miserias;

¿por qué, si son reveses
de la conducta necia?

Sueño con la fortuna...