No piensas con sensatez si basas tus asertos en los...

No piensas con sensatez si basas tus asertos en los dogmas operantes en el Catecismo de los curas. Sus definiciones son humanas, no divinas.
El Mal existe como punto de referencia para que, conociéndolo y teniendo claros sus efectos, sin embargo elijamos el Bien. Toda dualidad encierra ese fin.
Dios no quiere ser un Padre entrometido. Nos puso al principio del camino e introdujo en nuestra Alma el afán de evolución y de acercarse a Él cada vez más, algo que unos notan más que otros, mientras hay bastantes que aún no lo perciben. Nos concedió el libre albedrío, la libertad de elegir y no nos coacciona de ninguna manera, porque sabe que, poco a poco, iremos puliendo y perfeccionando nuestro Espíritu, que aprende con cuerpos materiales que, en realidad, no somos nosotros, seres inmortales. Dios quiere nuestro bien y desea que evitemos el mal. Por eso, nos hizo un gran regalo, que algunos no saben apreciar: LA CONCIENCIA. Ella nos avisa de cómo son nuestras obras y conforme vamos superando nuestras pruebas, que todos programamos en el otro plano antes de venir a este mundo u otro, perfeccionamos nuestro interior. Recuerda que no hay mal que por bien no venga y, hasta de nuestras equivocaciones, aprendemos. El Profundo Hacedor vela por todos nosotros y nos envía su ayuda, aunque nosotros, a veces, no nos demos cuenta. En Su Esencia es infinitamente poderoso, sí, pero Él prefiere ser infinitamente humilde, bondadoso y generoso. Todo está trazado, desde la infinitud de los tiempos, y al final, todo volverá a su principio.