CRESPO:...

CRESPO:

-Pero si mi ojos
ven a la prenda de mi ser.
¿Es la traición o es que?
Nunca pudiera entender
tal cobardía de un miserable
que se lleva la inocencia
y todo mi honor mancilla.
¡Hija acércate por piedad mía!

ISABEL:

-No puedo padre, estoy
a esta encina amarrada
y he sido víctima de villanía.
Una villanía atroz, me mancilla y
me quisiera morir por no ver
manchado tu honor. Déjame, vete.
No quiero ver a nadie ya.
Olvida que tuviste una hija
que solo te da desdicha tras desdicha.

PEDRO CRESPO:

-No llores mas vida mía
que tu la vida no me la quitas.
A mi la vida me la ha de dar
ese miserable de don Lope, Capitán.
Pues sin decirme ya una palabra
veo en tu cara su imagen y juro
que hoy le he de dar alcance
a semejante asesino y canalla.
Yo lo mataré y entonces veré
brillar de nuevo, la inocencia
de su corazón y de tu alma.
Saldré con esta mi espada
a buscarle y será grandísimo cobarde
si a mi no me hace cara.
Si he de morir, lo haré,
que entonces mi honor he de limpiar
de su maldad y gran cobardía.