ESCENA XIII...

ESCENA XIII

ROSAURA:

! Ojalá no lo supiese!
! Válgame el cielo! ¿Quién fuera
tan atenta y tan prudente,
que supiera aconsejarse.
Hoy en ocasión tan fuerte?
¿Habrá persona en el mundo
a quien en el cielo inclemente
con más desdichas combata
y con más pesares cerque?
Desde la primera desdicha,
no hay suceso no accidente.
que otra desdicha no sea,
que unas a otras suceden,
heredadas de sí mismas,
viviendo de lo que mueren,
y siempre de sus cenizas
está el sepulcro caliente.
Que eran cobardes, decía
un sabio, por perecerle
que nunca estaba una sola;
yo digo que son valientes,
pues siempre van adelante
y nunca la espalda vuelven;
quien las llevare conmigo,
a todo podrá atreverse,
pues en ninguna ocasión
no haya miedo que le dejen.
Dígalo yo, pues en tantas
como a mi vida suceden,
nunca me he hallado sin ellas,
ni se han cansado hasta verme,
herida de la fortuna,
en los brazos de la muerte.
! Ay de mí! ¿Qué debo hacer
hoy en la ocasión presente?
Si digo quien soy, Clotaldo,
a quien mi vida le debe
este amparo y este honor,
conmigo ofenderse puede;
pues me dice que callando
honor y remedio espere.
Si no he de decir quien soy
a Astolfo, y él llega averme,
¿cómo he de didimular?
Pues aunque fingirlo intente
la voz, la lengua y los ojos,
les dirá el alma que mienten.
¿Qué haré? ¿Más para qué estudio
lo que haré, si es evidente
que por más que lo prevenga,
que lo estudie y que lo piense,
en llegando la ocasión
he de hacer lo que quisiere
el dolor? Porque ninguno
imperio en sus penas tiene.
Y pues a determinar
lo que ha de hacer no se atreve
el alma, llegue el dolor
hoy a su término, llegue
la pena a su extremo, y salga
de dudas y pareceres
de una vez; pero hasta entonces
valedme, cielos, valedme.