Dentro del coche había gran alboroto. Asterix, Obelix e Idefix no paraban de reír en los asientos traseros del coche. Eran los muñecos preferidos del pequeño viajero, Ismael. Y no era Ismael, el del Gran hermano, la última locura televisiva, sino un chaval de seis años que iba a pasar quince días de vacaciones al Ferrol.
Por extraño que fuese, en el coche reinaba la tranquilidad pues el angelito dormía plácidamente abrazado a charmander que se sentía bastante oprimido. El día anterior, tan ajetreado, ... (ver texto completo)
Por extraño que fuese, en el coche reinaba la tranquilidad pues el angelito dormía plácidamente abrazado a charmander que se sentía bastante oprimido. El día anterior, tan ajetreado, ... (ver texto completo)