En el interior del casco antiguo, una se puede sentir muy acompañada por las estatuas de bronce de
Burgos. Y mas, cuando se han visitado otras ciudades, y se han visto sus estatuas allí que lucían como algo típico; y aquí muchas veces apenas si las he visto, pero no como las veo ahora en esta nueva dimensión. Y mirándolas con un poco de atención son muy, muy peculiares. Te llevan a otra realidad de una ciudad que tiene sus pequeños mundos escondidos pero abiertos a que los sueñes y te cautiven. Me han inspirado versos estas estatuas.
Ahora, os presento a la Castañera que vende castañas de bronce por poco dinero pero inigualables. Tanto castaño, de castañas locas y ella, dando de balde las buenas a la derecha del Arco de
Santa María y antes de llegar al Espolón.