Van diciendo por ahí, supongo, las malas lenguas, que...

Van diciendo por ahí, supongo, las malas lenguas, que se presenta un terrible invierno, frío como todos los inviernos, pero triste, como el mismo cementerio, a diferencia de otros años, cuando el frío se combatía con braseros, este año, en muchas casas ya no llegaremos a esos lujos, quedan pocos carboneros, y lo más triste, es no poder ni pagar el saco de picón, y ¡ojo!, que eso de hacer lumbre, ya pasó a la historia, ¡qué lástima!, habiendo tanta encina y no poder disponer ni tan siquiera de una rama, ahora comprendo el porqué se dejaron de hacer los panes de leña, esos que duraban una semana.
Van diciendo por ahí, supongo las malas lenguas, que se ve el final de la crisis, y… a mi qué?, si ya no tengo ilusión, si ya perdí la esperanza y me siento tal como un náufrago al que se le acaban las fuerzas y el agua sigue más arriba del cuello. ¡Qué triste! Ver esa plaza vacía, esa terraza sin gente, Dónde fue la juventud?, por qué mataron al pueblo?.