¿Que tal, TIBURCIO NO ME IMPORTAS, si no te equivocas...

¿Que tal, TIBURCIO NO ME IMPORTAS, si no te equivocas en si estoy o no angustiado, y si piensas, en que es lo que me provocan tus afirmaciones?
Mientras tanto con tus camelos e insultos, da un paseo por receptores de tus inconveniencias. No preciso de tus consejos, ni de tu mesa. Tampoco creo que precises de la mía.