Carta a Felipe Glez (ectracto de un militante)
Apelo a tu inteligencia, Felipe. Estoy convencido de que si reflexionaras te darías cuenta de que nada es tan triste y lamentable como mendigar los aplausos de los adversarios al precio de criticar a los propios.
Es una pena que a día de hoy no llegues a la altura del tobillo de tu propia historia y continúes empeñándote en negar a tu partido y a tu secretario general lo que tú tuviste de sobra: lealtad.
Apelo a tu inteligencia, Felipe. Estoy convencido de que si reflexionaras te darías cuenta de que nada es tan triste y lamentable como mendigar los aplausos de los adversarios al precio de criticar a los propios.
Es una pena que a día de hoy no llegues a la altura del tobillo de tu propia historia y continúes empeñándote en negar a tu partido y a tu secretario general lo que tú tuviste de sobra: lealtad.