¡Niños! atentos a la pizarra, esta tarde la vamos a...

¡Niños! atentos a la pizarra, esta tarde la vamos a dedicar a las letra, estáis de acuerdo?
un rotundo “noooo”, hizo estremecer la clase.
Bueno, bueno, en ese caso la dedicamos a los números, de acuerdo?
un ligero murmullo acompañó a otro “nooo”, del murmullo se pudo escuchar terminaciones en “on”.
Vale, vale, no pasa nada, hablaremos de las cosas ocultas, de esas cosas que sabemos que están pero que no se ven, hablaremos de los misterios, de la oscuridad, de la profundidad de los bosques, de brujas ataviadas con blusa negra, pañuelo y mantón, podéis imaginarla a vuestra manera, yo particularmente, las veo siempre de negro, aparentando mas años de los que tiene, con la nariz aguileña y unas gafas rotas, con zapatillas y una buena garrota en su mano, os gusta el tema?
¡siiiiii! señu, señu, y puedo yo contar una historia?
Pues claro que sí pepito, venga, cuenta, cuenta.
Y Pepito se puso en pie y comenzó…érase una vez un pueblo de los llamados fantasmas, porque a pesar de tener lugareños, rara vez se dejaban ver entre ellos, y la única forma de comunicarse, era a través del alguacilillo, que cada mañana recorría las calles anunciando algo nuevo sobre algún vecino.
Un día el pregón decía así…de parte del señor alcalde, que sepan todos los vecinos que se convoca reunión para recordar nuestras caras, ya que hace muchísimos años que no nos vemos; nos reuniremos el día de todos los santos, en las traseras del cementerio nada mas comenzar la noche.
Vaya noche que eligieron, en la soledad de esas tapias, poco a poco se iban acercando unas sombras, un leve movimiento con la mano, hacia de saludo, todo esto sin levantar la cabeza, la cual cubrían con una capucha mas negra que la noche. El último en llegar, fue el alcalde, que acompañado de su alguacil, se abrió paso entre los vecinos, que aguardaban en silencio, silencio que solo rompía el fuerte aire sobre los abetos, que no paraban de sisear. El alcalde, por aquello de la educación, levantó una mano en plan de saludo, y rápidamente le “sopló” algo al oído a su alguacil; Este dijo…quienes sois, os veo a todos iguales, y el señor alcalde, quiere saber vuestros nombres, mas que nada para hacer un recuento y saber si falta alguien respecto a otros años, así, que acercaos un poco y uno a uno os vais identificando.
Los vecinos empezaron a caminar muy despacio, cada uno portaba una letra de identificación, lera que alzaban a su paso exhibiéndola en una pancarta…. yo soy la A, yo soy la H, yo la N, y así todo el pueblo fue pasando delante del alcalde, y todos a la vez que enseñaban su pancarta, decían…. la H se ha reido de mi, la J le ha dicho a la T que eso es mentira, y la M amenaza con tirar de la manta, lo que terminará lo mas seguro con un gran manteado, pero ante el asombro de este, la fila, que andaba muy lentamente no se acababa nunca, y él, en esa noche tan desapacible, no veía a mas de 30 pasos, así vio como delante de él, apareció varias veces la letra R, otras tantas la J, y ya empezaba a mosquearse, cuando se dio cuenta que sus vecinos se marchaban, manteniendo en alto su pancarta en la que de forma misteriosa, en todas ella aparecía una sola letra, la X.