Se lo volveré a repetir con otro ejemplo....

Se lo volveré a repetir con otro ejemplo.

Imagine a una señora casada con un señor al que no ama.

Yo no creo que esa señora sea esclava de su marido.

Su marido, por más que lo intente, no conseguirá el amor de la dama.

Ella es libre, en el sentido que prevalece su sentimiento sobre el que le impone la situación matrimonial.

Nada ni nadie puede violentar el yo de la dama. ¿Por qué?
Porque el querer es fruto de su esencia personal y eso no es propiedad de nadie, sólo de ella. Y ella es la única que puede darlo o negarlo.

Saludos.