Miles de
mineros,
familiares y
amigos se manifestaron por las calles de
León, en las cuales se veia una gran hilera de lamparas alumbrando en la tranquila y sonora noche, para mi tal vez lo más emotivo no fue el hecho que nos congregaramos miles de personas, sino el que la ciudadania apostada en las aceras, diera las obaciones y aplausos tan sonados y tan sonoros al paso de los manifestes.