La Poesía

Al borde del abismo, el roble erguido
Foto enviada por Ramsés


Hola, Ramsés:

Si te he preguntado por el autor de se soneto, es porque me ha gustado el planteamiento. ¡Lástima que esté plagado de terminaciones verbales! Si no las tuviera sería muy bueno.

Saludos.
Ya sé quien es el autor: El boliviano Manuel José Cortés.

Saludos.
Hola, Ramsés:

Si te he preguntado por el autor de se soneto, es porque me ha gustado el planteamiento. ¡Lástima que esté plagado de terminaciones verbales! Si no las tuviera sería muy bueno.

Saludos.
Perdona verdeoliva, pero es que hay algún forero que tiene tres o cuatro nik y la misma persona te pregunta de varias formas haber si te pilla.
Cuando abres una libreta miras y intentas no repetir mucho las mismas palabras,
unas cosas salen mejor y otras peor.
De todas formas muchas gracias.
Un cordial saludo.
Hola verdeoliva esta poesía, me sale en un blog anónimo, puedes investigarlo tu y si no esta registrado te lo puedes quedar.
abajo te pongo otro haber que pega le pones este si te lo regalo yo.
saludossss.
Hola, Ramsés:

Si te he preguntado por el autor de se soneto, es porque me ha gustado el planteamiento. ¡Lástima que esté plagado de terminaciones verbales! Si no las tuviera sería muy bueno.

Saludos.
¿Quién es el autor?
Hola verdeoliva esta poesía, me sale en un blog anónimo, puedes investigarlo tu y si no esta registrado te lo puedes quedar.
abajo te pongo otro haber que pega le pones este si te lo regalo yo.
saludossss.
Al borde del abismo, el roble erguido,
del huracán resiste al recio embate,
y su lozana copa no se abate
ni aun al golpe del rayo que lo ha herido.
Así, la condición que le ha cabido
sufre el justo, en su vida de combate:
exento de temor su pecho late,
y el dolor no le arranca ni un gemido.
El odio inmerecido no le espanta;
de sus contrarios el ultraje olvida; ... (ver texto completo)
¿Quién es el autor?
Al borde del abismo, el roble erguido,
del huracán resiste al recio embate,
y su lozana copa no se abate
ni aun al golpe del rayo que lo ha herido.
Así, la condición que le ha cabido
sufre el justo, en su vida de combate:
exento de temor su pecho late,
y el dolor no le arranca ni un gemido.
El odio inmerecido no le espanta;
de sus contrarios el ultraje olvida;
el rencor en su pecho nunca impera.
Del deber acatando la ley santa
ve, imperturbable, el drama de la vida,
y el desenlace en otra Vida espera. ... (ver texto completo)