La Poesía

SOLO PUEDO TENERTE EN EL ESPEJO
Foto enviada por peregrina


No te olvido

¿Y temes que otro amor mi amor destruya?
qué mal conoces lo que pasa en mí;
no tengo más que un alma, que es ya tuya,
y un solo corazón, que ya te di.

¿Y temes que placeres borrascosos
arranquen ¡ay! del corazón la fe?
Para mi los placeres son odiosos;
en ti pensar es todo mi placer.

Aquí abundan mujeres deslumbrantes,
reinas que esclavas de la moda son,
y ataviadas de sedas y brillantes,
sus ojos queman, como quema el sol.

De esas bellas fascinan los hechizos,
néctar manan sus labios de carmín;
mas con su arte y su lujo y sus postizos,
ninguna puede compararse a ti.

A pesar de su grande poderío,
carecen de tus gracias y virtud,
y todas ellas juntas, ángel mío,
valer no pueden lo que vales tú.

Es tan ingente tu sin par pureza,
y tan ingente tu hermosura es,
que alzar puede su templo la belleza
con el polvo que oprimes con tu pie.

Con razón me consume negro hastío
desde que te hallas tú lejos de aquí,
y con razón el pensamiento mío
sólo tiene memoria para ti.

Yo pienso en ti con ardoroso empeño,
y siempre miro tu divina faz,
y pronuncio tu nombre cuando sueño.
Y pronuncio tu nombre al despertar.

Si del vaivén del mundo me retiro,
y ávido de estudiar quiero leer,
entre las letras ¡ay! tu imagen miro,
tu linda imagen de mi vida ser.

Late por ti mi corazón de fuego,
te necesito como el alma a Dios;
eres la virgen que idolatro ciego;
eres la gloria con que sueño yo.

Antonio Plaza. ... (ver texto completo)
SOLO PUEDO TENERTE EN EL ESPEJO

Siento una fuerte punzada en el pecho
al recordarte y no saber tú destino,
pues no puedo apartarte de mi mente
pero tengo que seguir cual peregrino.

Hoy, otra vez al mirarme en el espejo,
en el lugar de mi imagen vi tú sombra,
y es que sin querer, mi pensamiento
te llama, y apareces si te nombra.

Pues aunque nos separen mil fronteras
tú imagen siempre ha de venir conmigo,
te seguiré queriendo aunque no quieras
aunque para ti fui solo, tú mejor amigo.

Yo, viviendo tus pesares y agonías
las hice mías, y con su peso cargaba,
y sufriendo cuando consejo me pedías,
para conquistar al hombre que amabas.

Dicen que los recuerdos se fulminan,
que los deshace poco a poco el tiempo,
en los míos, sigues como el primer día
aun recuerdo nuestro primer encuentro.

Y sé muy bien que nunca fuiste mía
que solo fui tú amigo y confidente,
más como parte de tú vida era mi vida,
yo nunca podré borrarte de mi mente.

Si algún día en tus recuerdos me tuvieras,
si necesitaras otra vez de mis consejos,
llámame, y estaré pronto a tú vera,
¡Hoy solo puedo tenerte en el espejo!
Pa. Sa. Ma. ... (ver texto completo)