A LA SOMBRA DE LA ENCINA, La Poesía

A LA SOMBRA DE LA ENCINA.

Bebiendo estaba en la fuente,
Bajo una encina frondosa,
Cuando al levantar le frente
Vi, esa cara tan hermosa.

Estaba yo contemplando
Aquel agua cristalina,
La confundí con una Diosa,
A la sombra de la encina.

Igual que una mariposa
Sobre la flor más divina,
Se reflejaba su cara
En el agua cristalina.

Con su cabellera negra
Que el viento se la agitaba,
Era igual que una princesa,
La de los cuentos de hadas.

Bebió el agua, y se marchó,
Yo, no pude decir nada,
Quedándome sin palabras,
Pues solo la contemplaba.

Cuando pasó por mi lado
tan solo me dijo adiós,
Saludando con la mano.

Nunca más la volví a ver,
Y aun la llevo en mi retina,
espero encontrarla un día,
A la sombra de la encina.
Pa. Sa. Ma.