CONTEMPLANDO LA MAR, La Poesía

CONTEMPLANDO LA MAR

Contemplando la mar brava
me paso horas y horas,
como descarga su furia
con el chocar de las olas.

A veces llego a pensar
que es un furioso gigante,
que arremete con las rocas
para poder desahogarse.

Porque no puede salir,
porque se ve prisionero,
aunque el muro no se ve
lo tiene de duro acero.

Por no tener libertad,
es por eso que se enfada,
como le pasa a cualquiera
cuando se siente encerrada.

Procurando no acercarme
yo, desde lejos la miro,
a mí me da mucha pena
y se me escapan suspiros.

Porque cuando está tranquila
está cariñosa, y suave,
olvidándose del muro,
del candado, y de las llaves.

Por eso, siempre que puedo
yo la voy a visitar,
y le hablo con dulzura
para poderla calmar.
Pa. Sa. Ma.