EL MORO DE LA ALHAMBRA, La Poesía

EL MORO DE LA ALHAMBRA

Dicen que está aquel Rey Moro
para siempre condenado,
a seguir allá en la alhambra
donde tuvo su reinado.

Por no saber defenderla
perdió lo que más quería,
dichoso él, que aún disfruta
de jardines y celosías.

Yo quisiera como el moro
perderme en esos jardines,
por los siglos de los siglos
entre bellos Serafines.

Creo que no es un castigo
más bien una bendición,
poder morar en la Alhambra
no importa en qué condición.

Cuando el sol ya se ha marchado
y esta la noche serena,
se escucha su triste llanto
y la queja de su pena.

Hasta la sierra nevada
viéndole tanta amargura,
en lágrimas se deshace
y con él se congratula.

Y allá en el alto albaicín
cuando escuchan sus lamentos,
las gitanas en sus zambras
bailan con más sentimiento.

Y las gitanas más viejas
cada noche en sus plegarias,
a Alá le piden clemencia
para Boabdil y Morayma
Pa. Sa. Ma.