Una lagrima resbala...

Una lagrima resbala
por la vertiente de una mejilla.
Húmeda y salada,
agónica y inmensamente triste;
transparente,
brillante,
pero doliente.

Amarga
tremenda mente amarga,
hasta enredarse en la comisura
de una boca sin palabras,
que, entreabierta,
de un sorbo
se la traga,
saboreando el gusto acre
de las miserias humanas,
de los dolores internos
y de las vanas palabras
que hacen rodar una lagrima
por la vertiente de una mejilla,
húmeda y salada.