Y yo escribía. Y yo escribía. un día caminando entre nieblas y el agobio. que brotes humanos siempre han sus pirando soles inalcanzables. Es entonces que a la sombra de los árboles del parque, apartaba si posibles nubes grises, asomándome a ternuras.
CUANDO ENTONCES...
Entonces me ponía a recordar
como se asomaron puñados de caricias:
labios que buscaban labios
y primaverales brisas tibias.
Así revivía asomado al amor,
la miel aquella:
la feliz ventura
que deja huella.
Sucedía que cosechaba flores,
Ocurría que susurraba a las estrellas
y les susurraba amores...
Cuando entonces:
cuando entonces
tu garganta de rocío
me cantaba amores.
Cuando entonces amiga ya no era otoño.
Cuando entonces se hizo primavera
bajo el sauce. Cuando el los ojos
miradas profundamente tiernas.
Cuando llamando desde dentro voces
en humedades de pupilas bellas.
Cuando entonces
desnuda en mis brazos,
en un rumbo cierto trepamos a galope
y suspirando llegamos.
Cuando, navegábamos
sin tregua para adentrarnos en el mar soñado.
Cuando entonces en una primavera
escribimos amores
bajo la flor del almendro
y entonces... Entonces
tu fuiste mi dueña y yo tu dueño:
en la tarde nacida,
y en los brazos del viento,
todo fue primavera a guardar mil secretos.
CUANDO ENTONCES...
Entonces me ponía a recordar
como se asomaron puñados de caricias:
labios que buscaban labios
y primaverales brisas tibias.
Así revivía asomado al amor,
la miel aquella:
la feliz ventura
que deja huella.
Sucedía que cosechaba flores,
Ocurría que susurraba a las estrellas
y les susurraba amores...
Cuando entonces:
cuando entonces
tu garganta de rocío
me cantaba amores.
Cuando entonces amiga ya no era otoño.
Cuando entonces se hizo primavera
bajo el sauce. Cuando el los ojos
miradas profundamente tiernas.
Cuando llamando desde dentro voces
en humedades de pupilas bellas.
Cuando entonces
desnuda en mis brazos,
en un rumbo cierto trepamos a galope
y suspirando llegamos.
Cuando, navegábamos
sin tregua para adentrarnos en el mar soñado.
Cuando entonces en una primavera
escribimos amores
bajo la flor del almendro
y entonces... Entonces
tu fuiste mi dueña y yo tu dueño:
en la tarde nacida,
y en los brazos del viento,
todo fue primavera a guardar mil secretos.