Después de aquel sueño tan desmedido, Literatura

Después de aquel sueño tan desmedido,
desperté aquella tarde de repente,
¡dando gracias al Dios Omnipotente!
y a tí por tenerte como marido.
Como niña pequeña me he sentido,
y en silencio me mirabas sonriente,
alegría que se izo muy patente
¡con éxito el demonio fue vencido!.
Y sin decir una sola palabra,
me besaron tus labios con ternura,
haciendo que olvidara la zozobra
de aquel tormento que entró como un miura,
y estás ahí cuando mi voz te nombra,
verdadero amor que siempre perdura.

Inés..