Me refiero hoy a los comentarios de Cabrero II (segundo), cuando nos dice que a la hora de narrar, deberíamos pensar en el lector que nos va a leer; que cuando uno escriba, debe esperar que lo que escribe interese y atraiga tanto por el tema que se trate, como por la forma de exponerlo.
Yo estoy totalmente de acuerdo con ese planteamiento, porque vengo observando que, desde hace algún tiempo, “literatura” se está convirtiendo en un lugar donde cabe todo, y, claro, se ven mamotretos que, al contrario de agradar, resultan bastante aburridos.
No quiero decir con esto que sean aburridos los temas largos; porque más largo es un libro y, si el tema engancha, no se ve el momento de cortar la lectura, sino que si además de largo, no es ameno, resulta soporífero.
Pienso que tal vez no nos vendría mal a los que sabemos poco de literatura, escuchar a Cabrero, e incluso pedirle que nos de una explicación, aunque sea a grandes rasgos, de lo que es necesario para que una narración sea amena; porque él, din duda, esos conocimientos los tiene.
Yo estoy totalmente de acuerdo con ese planteamiento, porque vengo observando que, desde hace algún tiempo, “literatura” se está convirtiendo en un lugar donde cabe todo, y, claro, se ven mamotretos que, al contrario de agradar, resultan bastante aburridos.
No quiero decir con esto que sean aburridos los temas largos; porque más largo es un libro y, si el tema engancha, no se ve el momento de cortar la lectura, sino que si además de largo, no es ameno, resulta soporífero.
Pienso que tal vez no nos vendría mal a los que sabemos poco de literatura, escuchar a Cabrero, e incluso pedirle que nos de una explicación, aunque sea a grandes rasgos, de lo que es necesario para que una narración sea amena; porque él, din duda, esos conocimientos los tiene.