En Jaen, don resido,...

En Jaen, don resido,
vive Don Lope de Sosa
y diréte Ines, la cosa
más brava de él que has oído
Tenia esta caballero
un criado portugués
Pero cenemos Ines
si te parece, primero
La mesa tenemos puesta
Lo que se ha de cenar junto,
las tazas de vino a punto;
falta comenzar la fiesta.
Comience el vinillo nuevo
y écholé la vendición;
yo tengo por devoción
de santiguar lo que bebo.
Franco fué, Ines este toque,
pero arrojamé la bota
vale un florin cada gota
de aqueste vinillo aloque.
¿De que taberna se traxo'
Más ya... de la del Castillo
diez y seis vale el cuartillo,
no tiene vino más baxo.
Por nuestro Señor, que es mina
la taberna de Alcocer;
gran consuelo es de tener
la taberna por vecina.
Si esó no invención moderna,
vive Dios que no lo´sé,
Pero delicada fué
la invención de la taberna,
Porque allí llego sediento
pido vino de lo nuevo
mídenlo, dánmelo, bebo
págolo yvoyme contento.
Esto, Ines, ello se alaba
no es menesteralaballo;
sólo una falta le hallo;
que con la priesa se acaba.
La ensalada y salpicón
hizo fin; ¿Que viene ahora?
La morcilla, ¡gran señora!
digna de veneración!
¡Que oronda viene y que vella!
¡Que través y enjundia tiene!
Pareceme, Ines, que biene
para que demos con ella
pués, sus, encójase y entre
que es algo estrecho el camino
No eches Ines agua al vino
no se escandalice el vientre.
Echa de lo trasañejo,
porque con más gusto comas,
Dios te, guarde, que asitomás,
como sabia mi consejo.
Más, di, ¿no adoras ni precias

la morcilla ilustre y rica,?
¡Como la traidora pica;
tal debe tener especias!
¡Que, llena esta de piñones1
Morcilla de cortesanos,
y asada por esas manos
hechas a cebar lechones,
El corazón me revienta
de placer, no sé de ti
¿Como te va? Yo por mí,
sospecho que estas contenta,
Alegre estoy vive Dios;
mas oye un punto sutil; ¿no pusiste alli un candil?
¿Como me parecen dos?
pero son preguntas viles;
ya sé lo que puede ser;
con este negro beber
se acrecientan los candiles,
Probemos lo del pichel,
alto licor celestial,
no es el aloquillo tal,
ni tiene que ver con él
¡Que suavidad!
¡Que clareza!
¡que paladar! ¡Que color
¡Que rancio gusto y olor!
¡todo con tanta fineza!
Mas el, queso sale a plaza,
la moradilla va entrando
y ambos vienen preguntando
por el pichel y la taza,
prueba el queso que es estremo,
el de pinto no lo iguala
pues la aceituna no es mala,
bien puede bogar su remo,
Haz, pues Ines, lo que sueles,
daca de la bota llena;
seis tragos; hecha es la cena,
levantese los manteles.
Ya que, Ines, hemos cenado,
tan bien y con tanto gusto
parece que será justo
volver al cuento pasado,
Pues sabras, Ines, hermana
que el portugues cayó enfermo...
las once dán, yo me duermo;
quedese para mañana