Lamento no poder ayudarte estimado contenedor. Desde...

MONÓLOGO DE UN CONTENEDOR

Buenos días, mi nombre es contenedor de basura orgánica. ¡A que no estoy mal!
Digo esto, porque soy muy necesario. ¿O no? Yo creo que sí. Bueno, luego me contestáis.

Os voy a contar algunas cosas de mi vida, permitidme si no es molestia. Os digo esto, porque como soy tan humilde, igual no me quieres escuchar.
Como ya sabéis, cuando eligieron mi color me pusieron verde. No os imagináis las palizas que me dan. Los vecinos de mi calle, se ponen a sacar bolsas de basura. Yo creo que algunas noches no terminan nunca. Algunas veces, son las once de la noche y aún no han terminado. Sacan de todo lo que os podáis imaginar; como: colchones, sillas, lámparas, ropa etc. Y digo yo, para qué quiero las sillas, si no me puedo sentar. Y colchones, si no me puedo acostar. Y las otras muchas cosas que no puedo usar. Tales como muebles y puertas. Si no tengo espacio fijo donde poder habitar. ¡Pues para qué! Porque unas veces me ponen aquí, y otras allá. Estorbo en todos los sitios. Unas menos, y otras... No sé. Pero por lo mal que me tratan..., creo que estorbo en todas partes. ¡Hay veces, incluso, que hasta me llegan a quemar!

Bueno, como os iba diciendo. El otro día el señor jardinero, echó dentro de mí, todas las hojas que recogió en el jardín. Claro, me llenó hasta arriba, y luego no tenía capacidad suficiente para las bolsas de basura orgánica que traía la gente, y como no cogían, las iban soltando en el suelo. De verdad, ¡qué desazón tengo! Casi todos los días lo mismo, me veo así, rodeado
de basura por todas partes.

Esta mañana, he estado hablando con mis primos. Sí, ¡los contenedores de reciclaje! Uno es amarillo, con ojos redondos. Éste es para envases que no contienen materia orgánica, y los de vidrio, papel y ropa, los cuatro sirven para reciclar. Ellos pernoctan cerca de mí, aunque algunas veces no demasiado.
Mi primo, el contenedor del papel, me decía; que él, estaba lo mismo que yo, saturado de cartones, porque casi nadie los doblaba, y así no cogen por su pequeña abertura. Con el consiguiente pasotismo de los vecinos, que acaban arrojándolos al suelo. Y muchas veces, me los traen a mí, como si yo fuese el auxiliar de todos los desaciertos. Con los envases de vidrio, digo lo mismo. Unos vecinos por ignorancia, y otros por comodidad, acaban echándome todo. Por lo que yo, siempre soy el más perjudicado. Porque luego soy visitado por las ratas, gatos, y perros callejeros buscando comida. Estos pobres animales, que no tienen la culpa de estar desamparados, y sin comida, abren las bolsas de basura buscando algo para su sustento. Quedando todos los desechos orgánicos esparcidos por el suelo.

También os voy a contar algo más. Que las personas interesadas en buscar cosas dentro de mí, pido por favor, que me traten un poquito mejor, dejando todas las bolsas dentro. Porque la mayoría de las veces, las dejan fuera. Con el consiguiente aspecto de suciedad que me rodea. Yo, para mi ciudad, sirvo para algo más, y mejor.
¡Ahora dime! ¿Soy necesario e importante? ¿O no? ¡Contéstame por favor! Gracias.

Estrella

Lamento no poder ayudarte estimado contenedor. Desde luego que los que se quejan de los inconvenientes que generan “ciertas” huelgas y comportamientos anticívicos, no serán los que respondan a esa pregunta.