Yo también me negaba a tener otro perro después de la muerte de Bany, pues me resultó muy, muy dolorosa su pérdida. Dos años después llegó Pipa, y aunque nunca olvidaré a Bany, este garbancito con patas me ayudó a superar el dolor por su perdida. Te aconsejo que no cierres las puertas a la posibilidad de tener otro
amigo de cuatro patas. Jamás olvidarás a Don, pero volverás a sentir mucho amor por el nuevo miembro de la
familia. No renuncies a todos los momentos felices que podéis vivir juntos.
Un
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