LA ERA DE LOS ESPERPENTOS
No se si recordarán la boda de la duquesa de Alba y el cuidado que tuvo La Casa Real por no verse dentro de aquel grandioso acontecimiento de nuestra peculiar nobleza. A muchos daba grima ver a esa señora hacer el ridículo delante de las cámaras españolas y mundiales. Quizás aquello también contribuyó a degradar nuestra imagen, ¿pero quien puede con los poderosos, adinerados y sedientos de inmortalidad?. A fe mía que pasará a los anales tal señora con muy poca fama, positiva, se entiende.
¿Pero dónde vas Cayetana que no ves que el amor no ha llamado a tu puerta sino el puro y simple interés del dinero, de tu posición, de tu alto status social?
Como si estuviéramos en un teatro, y después de dirigirme a la dama, os dijera en voz baja pero audible (al público de a pie que frecuenta estos espacios de comunicación lo siguiente):
Pero los interesad@ no se dan cuenta del ridículo espantoso que causa su poderío social, económico pero no humano ni ético.
He querido poner este ejemplo como introducción.
No se si recordarán la boda de la duquesa de Alba y el cuidado que tuvo La Casa Real por no verse dentro de aquel grandioso acontecimiento de nuestra peculiar nobleza. A muchos daba grima ver a esa señora hacer el ridículo delante de las cámaras españolas y mundiales. Quizás aquello también contribuyó a degradar nuestra imagen, ¿pero quien puede con los poderosos, adinerados y sedientos de inmortalidad?. A fe mía que pasará a los anales tal señora con muy poca fama, positiva, se entiende.
¿Pero dónde vas Cayetana que no ves que el amor no ha llamado a tu puerta sino el puro y simple interés del dinero, de tu posición, de tu alto status social?
Como si estuviéramos en un teatro, y después de dirigirme a la dama, os dijera en voz baja pero audible (al público de a pie que frecuenta estos espacios de comunicación lo siguiente):
Pero los interesad@ no se dan cuenta del ridículo espantoso que causa su poderío social, económico pero no humano ni ético.
He querido poner este ejemplo como introducción.