Penoso es tu vértigo a las alturas, si se extiende...

Penoso es tu vértigo a las alturas, si se extiende a lo espiritual. Difícil, muy difícil, te será llegar a la cima de la montaña en donde anidan las águilas. Puedes descender al valle de las sombras, si lo quieres: no te retendré.

He intentado hacerte ver los valores del Bien y del Mal, en su verdadera jurisdicción, pero tú eres libre de poner en práctica los unos o los otros: No te disuadiré, ni te aconsejaré posteriormente. Mi vida no está ligada a la tuya, ni mi Espíritu podrá iluminar al tuyo si caes en las tinieblas.

Por los demás, tampoco podré hacer nada que pueda darles respiro de alivio y de esperanza. Las puertas de mi bien permanecerán cerradas para quien prefiera pacer en el valle del Mal. Las grandes tribulaciones están próximas, muy próximas.

Al recomendarte transitar por el camino del medio, no significa ajustarse, de ninguna forma, al modelo que tu propones, que no es el crístico, sino el de las fuerzas del Averno. El sendero que te propuse y propongo es el del equilibrio. Hay que contemplar la causa y considerar sus consecuencias. El irse de un extremo a otro, como tú has hecho, sí es contradictorio. Ahora te has convertido en pregonero de blasfemias y sacrilegios, con perjuicio para tí mismo y para los demás. Aquí no hay sí pero no: Estás replicando a Dios y tendrás tu castigo.

Lo que siembras, recolectarás. Lo que recolectes, instruirá el destino de tu mañana. Aquello que haces a los otros, con mofa e irresponsabilidad, te lo harán a tí: Estáte seguro de ello. No pienses poder escapar a esta Ley ¡No!

Piensa y medita. Tú serás el juez de tus acciones; serás tú quien escogerás las pruebas para purgar tus culpas. No todos los que padecen tribulaciones, las padecen por casualidad: "LA CASUALIDAD NO EXISTE". ¡Asúmelo! Quien mata no puede no ser matado; quien roba no puede no ser robado; quien difama no puede no ser difamado y quien odia no puede no ser odiado. Una vida vivida justamente no puede no tener el premio de la felicidad y la paz de Dios.

Si obras para los otros, mañana los otros obrarán para tí y si alivias a los otros con ideas positivas, es inevitable que en un futuro más o menos cercano serás aliviado. Es la Ley de CAUSA-EFECTO. Es la JUSTICIA DE DIOS.