He nacido y crecido en una familia creyente....

He nacido y crecido en una familia creyente.

He acompañado a mi madre a misa siempre que me lo ha pedido (ahora está impedida y la ve por televisión)

La Navidad me sigue emocionando, pues me recuerda momentos y personas que ya no están.

Los nacimientos y belenes me producen mucha ternura y me gusta colocarlos.

Me gustan las procesiones como tradición cultural.

Soy asidua visitante de iglesias y museos de arte sacro.

Respeto profundamente la fe de mi madre (la reconforta muchísimo creer en algo para aguantar los problemas y desgracias de la vida) y ella me respeta a mí.

No recuerdo cuando dejé de creer. No fue algo brusco, si no poco a poco y de forma natural, sin problemas ni agobios mentales. Creo que comencé a encontrarle al planteamiento "YO MANDO, TÚ OBEDECES, Y SI NO LO HACES, TE CASTIGO", un tufo demasiado "humano" y por lo tanto indigno de ser el pensamiento de un ser supuestamente divino.

Pienso que el concepto "DIOS" es como una marioneta que es movida por manos tan humanas como las mías.

No obstante, respeto todas las creencias, siempre que no se mezclen con mezquindad y politiqueos.

Un saludo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Será casualidad Nela, pero me sucedió de idéntica manera, respeto, a quienes van mas lejos, pero me molesta que me miren como a un bicho raro.
Se da la circunstancia, de que en esta casa religiosas, y solo con una he chocado. En este momento hay dos ex-monjas, y a veces o ex, y no nos llevamos mal. Si que algo les queda de aquello. Aún asi, de la media docena que han pasado y pasan por esta casa, a las que aún són y a las que ya no llo són, les digo en broma: Es curioso, que del lugar donde habeís estado o aún frecuentáis, no traéis nada, y si os lleváis. ... (ver texto completo)