SONETILLO:

Viró mi barco velero
sobre procelosas olas,
sonidos de caracolas
junto al grito de un "TE QUIERO";

y mi alma de marinero
cansada de estar a solas,
los rubores de amapolas
de la niña del farero,

despertaron mi recuerdo.
Mi corazón sigue cuerdo
por los caminos de sal.

A pesar de que sirenas
quisieran matar mis penas
y me azotara El Mistral.

Noemí.

SILVA:

Ya no llora la niña del farero,
la reina de los mares.
Ya navega de nuevo ese velero,
ha escuchado de nuevo aquel te quiero.
De pronto los corales
parecen lucir más.
El marino que despertó su pena
promete amarla tanto,
que perlas de sus ojos en la arena
y cantos de sirena,
no volverán jamás.

Noemí.