Marina...

Marina

Le bastaba un pequeño espacio de la playa
para ser dichosa,
cerca de las palmeras,
donde la arena deja de ser playa para
ser vivero de cactus y barcas maltrechas.

Su alma también sufría
de abandonado, junto a las conchas rotas
de las caracolas marinas.

Nunca pensó que junto al mar
fuera una intrusa.
Su alma de mendiga de supermercado,
allí nunca fue feliz.

Al aire libre
no era una indigente,
era la reina de las olas,
de la brisa y de la paz.

Pero seguía siendo una mendiga,
una mendiga de amor.

Noemí
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Su alma también sufría... ¿de "abandono", tal vez?

Has puesto letras de más.

¡Estupendo!
Efectivamente, abandono.
Gracias, Plazalagua.
El móvil me la ha jugado; tengo el ordenador apagado porque estoy de obra en casa.