A UN CABALLERO QUE ESTANDO CON UNA DAMA NO PUDO CUMPLIR SUS DESEOS
Con Marfisa en la estacada
entrastes tan mal guarnido
que su escudo, aunque hendido,
no lo rajó vuestra espada;
¿qué mucho, si levantada
no se vio en trance tan crudo,
ni vuestra vergüenza pudo
cuatro lágrimas llorar,
siquiera para dejar
“manchado” el tomado el escudo?
Lo escribió GÓNGORA.
Con Marfisa en la estacada
entrastes tan mal guarnido
que su escudo, aunque hendido,
no lo rajó vuestra espada;
¿qué mucho, si levantada
no se vio en trance tan crudo,
ni vuestra vergüenza pudo
cuatro lágrimas llorar,
siquiera para dejar
“manchado” el tomado el escudo?
Lo escribió GÓNGORA.