Salvador...

Salvador

En la altura de la torre,

veo horizonte florido,

allá al fondo Las Canteras

donde trabajan el fundido.

A este vetusto convento

casi le debo la vida

aquella bola de fuego

sobre mí, cayó encendida.

Estoy roto como tú,

le digo a la "golondrina"

tú, con esa voz chiquina

yo sin la otra piel, ozú.

Si un día yo aquí sanara

hablaría con mi socio

que esa grieta te quitara

y toques llena de gozo.

! Mira Martín!, tu maestro

también le afectó la vida

y anda ciego en estos lares

sin moverse del convento

Alguien grita mi nombre

Visita para el señor

le dice la H. Piedad,

una hermosa moza y un gentil caballero.