<<"No será el moroso quien deberá acreditar la penuria que disculparía su mora, sino quien se ha arriesgado a alojarle. Esta y otras pruebas diabólicas son las que conseguirán que sólo alguien bien pertrechado, con abogados a sueldo y el músculo financiero suficiente como para soportar durante mucho tiempo el peso de la mora, pueda asumir el riesgo de arrendar". Ningún propietario con dos dedos de frente se atreverá a alquilar su casa, o las condiciones serán aún más inasumibles para el inquilino, que si ya lo tenía difícil, teniendo que apoquinar cantidades abusivas por adelantado, ahora será peor. Un pan con unas tortas, sí señor. Al tiempo.>>