El río continúa hacia el Sur no sin antes acaparar cuanto le permiten con más cauces que se le acumulan entre Páramo del Sil y Toreno. Poco después a toda máquina se ensancha y respira entre las orillas del Pantano de Bárcena que bate de noche y día y escapa dejándose en el trance algo más que penachos de espuma, para bañar Ponferrada y al sudeste tomar las aguas del Boeza que, a su vez, aunque lo parezca, no viene solo. Transporta las aguas del Temor y numerosos pequeños arroyos orgullo del Bierzo por paradores de belleza, como si fueran vías fluviales grandes.

Foto: Castillo de los Templarios de Ponferrada a orillas del río Sil.