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UNA VISITA A LA CATEDRAL

Las circunstancias que convienen a las personas apellidadas con nombres adjetivos, suelen aparecer discordes con las que cabría suponerles de afianzarse en el sentido de aquellos vocablos.
Si no los hemos llegado a conocer, todos hemos oído hablar de Rubios más negros que tizos, de Alegres tristísimos o de Bajos cuya estatura rayaba en los dos metros.