RELATOS DE MUJER (continuación)
José María Gómez de la Torre

Por inteligencia y tesón hubo hasta una mujer que llegó a Papa.: la Papisa Juana, que a mediados del siglo IX llevó su cargo con dignidad y eficacia, aunque tuvo que disimular su condición femenina. Solo a su muerte, cuando fue descubierta, fue borrada de las listas papales.
Hablando de papas me viene a la memoria el Papa Alejandro VI, padre de Lucrecia Borgia, la cual desarrolló ciertos aspectos de la química, aplicando con éxito algunos compuestos que le han valido la fama hasta nuestros tiempos.

Pero si queremos muestras de mujeres que lucharon con la fuerza de su brazo, también hay numerosos ejemplos.
En Francia tenemos a Juana de Arco, la Doncella de Orleáns. Y en nuestro propio país abundan en tal cantidad que si escribiese de todas acabaría con vuestra paciencia, por lo que voy a poner unos escasos casos y que me perdonen todas aquellas mujeres a las que no cito.
Empezaré por Isabel Primera, la Reina Católica, que tras luchar por hacerse con el rei­no, con empeño y tesón consiguió acabar con el último dominio musulmán de la península. Bien es cierto que estuvo años sin cambiarse de ropa interior, pues había prometido no mudarse hasta no llevar a cabo la conquista de Granada y era mujer de digo y hago. Aunque las crónicas de la época no dicen nada por pudor o por respeto, no debe extrañar que el rey Fernando, su esposo, estuviese siempre de campaña, lo más alejado de ella que pudo. Pero ella, mujer de honor y de carácter, fue lo suficientemente fuerte para soportar sin su apoyo y compañía el peso de su promesa.....
Sabia y clarividente, financió lo que daría lugar al descubrimiento de un Nuevo Mundo, –el hecho más importante realizado por el hombre hasta el momento–, empeñando sus propias joyas.