Las piedras del hospicio son, al igual que en el caso de las lápidas reutilizadas en la calle, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Las piedras del hospicio son, al igual que en el caso de las lápidas reutilizadas en la calle del Maestro Uriarte, procedentes de la montaña leonesa, tales como mármoles rosáceos, grises y azules. Su construcción fue promovida por el obispo Antonio Cuadrillero y Motta, quien la inauguró en 1793 como Casa de Misericordia. Fue el prelado quien solició terrenos al propio monarca Carlos III y éste le cedió la parcela donde antes se ubicaba la Real Fábrica de Hilados, en lo que de aquella se conocía como prado de San Francisco. Los curas de San Bartolomé y Valporquero regalaron madera de robles y chopo, mientras que el duque de Uceda entregó grandes vigas de roble para la edificiación, además de transportar cantos rodados del Bernesga y piedra de Boñar. El edificio tenía una fachada alargada, al estilo de San Marcos, un reloj y campanil y constaba de una planta baja y principal y cinco patios, además de una enorme huerta.
En 1966 el edificio fue totalmente demolido. En aquellos años, las propuestas parar reemplazarlo fueron muchas, desde sede del Museo Provincial hasta un Colegio Mayor o la facultad de Ciencias Biológicas. Finalmente se construyó el Conservatorio Provincial y el nuevo edificio de Correos. El hospicio fue trasladado a la carretera de Carbajal. Algunos de los restos, como la fuente, fueron llevados a San Marcos. Lo demás se amontonó para la historia.