Las picantes niñeras y modistillas eran acosadas por los soldados del "Burgos", mientras que, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Las picantes niñeras y modistillas eran acosadas por los soldados del "Burgos", mientras que ardientes viudas rezaban para que el señorito "calavera" se fijara en sus prendas.
Pues bien; en este escenario, auténtica "feria de las vanidades" leonesas, iba a surgir el nombre de Papalaguinda. Dos poetas locales, cultivadores del verso chistoso y festivo, se enzarzaron en una ingeniosa polémica sobre el nombre que debía recibir el Paseo del Calvario. Uno era el célebre "Clotaldo", apodo de Augusto López Villabrille, mientras que su oponente se llamaba José Estrañí, militante del partido progresista democrático.
Las propuestas de los graciosos y chuscos periodistas eran dos. "Clotaldo" opinaba que el paseo debía de adoptar el nombre de Papalaguinda, inspirado en una cancioncilla que por entonces cantaban las niñas al saltar a la comba: "mi mamá me dio una guinda, mi papá me la quitó, y me puse más colorada, que la guinda que me dio". Una manera encubierta de aludir al rubor que sentían las jovencitas al recibir una "flor" de los aprendices de galanes. Piropos que en ocasiones sobrepasaban la barrera de lo cortés y gratificante, para caer en la grosería y el mal gusto. En definitiva, "flores" que en muchas ocasiones no olían precisamente a rosas.