Se oyen gritos que claman por la vida
de almas que en vivir desesperadas,
unas gritan, otras susurran en la noche
ahogos de la muerte, suspiros de esperanza

Cuando llegue de nuevo ese día
que la calma no venga equivocada
y escogiendo el camino de la vida
la muerte no sea el destino, acelerada

De la paz, o del silencio de metralla
ignoran muchos seres todavía,
consumen día a día la poca vida
que permite esa, su guerra cotidiana.

Es cruel la costumbre que les mece
en confundir una flor, con una bala,
juguete de pequeños que entretiene
el cándido crecer, asiendo un arma.

Abandono que nos juega la memoria
tal vez y sin querer, quedó olvidada;
pero cuando el pasado se hace presente
que angustia de temor, te aprieta
el pecho y sube a la garganta.

Los males no se acaban todavía,
por eso el estruendo de las armas,
resuena como música insolente
que nos viene a robar, toda añoranza.

Coral