HISTORIAS DE LOS PASTORES.
Los pastores se podían pasar semanas sin ir a sus casas, en verano porque en tierras de Salamanca, marchaban hasta Extremadura, y en invierno por temor a que los lobos les mataran los cabritos, o corderos, no se movían de los corrales por las noches quedándose a dormir en sus cabañas.
Pero entre ellos había buena harmonía y solían reunirse en determinadas ocasiones unas veces, en la cabaña de uno y otras en la de otro. Pues tenían los corrales muy cerca.
El día de todos los Santos le tocaba reunirse en la del tío Dionisio, apodado el “Gallo” y había hecho, una caldereta de arroz con leche.
Todos sabían lo goloso que era. y su condición. Así que empezaron a comer el arroz (pues todos comían en la misma cazuela) y al poco de empezar, este buen Señor, soltó la cuchara dejando de comer, pues dijo que no se encontraba muy bien, que no quería comer más.
Creyendo que al dejar de comer él, siendo el anfitrión, todos dejarían de comer,
Pero como lo conocían, se dieron de señas entre ellos para no soltar la cuchara, hasta terminar con todo el arroz,
Así que vio, que no dejaban, y estaban casi terminando, cogió otra vez la cuchara, diciendo.
C... o, si me descuido, os lo termináis y no me dejáis nada, a lo que contestaron ¿Pues no te encontrabas malo? Sí, pero no era para durarme toda la noche.
Los pastores se podían pasar semanas sin ir a sus casas, en verano porque en tierras de Salamanca, marchaban hasta Extremadura, y en invierno por temor a que los lobos les mataran los cabritos, o corderos, no se movían de los corrales por las noches quedándose a dormir en sus cabañas.
Pero entre ellos había buena harmonía y solían reunirse en determinadas ocasiones unas veces, en la cabaña de uno y otras en la de otro. Pues tenían los corrales muy cerca.
El día de todos los Santos le tocaba reunirse en la del tío Dionisio, apodado el “Gallo” y había hecho, una caldereta de arroz con leche.
Todos sabían lo goloso que era. y su condición. Así que empezaron a comer el arroz (pues todos comían en la misma cazuela) y al poco de empezar, este buen Señor, soltó la cuchara dejando de comer, pues dijo que no se encontraba muy bien, que no quería comer más.
Creyendo que al dejar de comer él, siendo el anfitrión, todos dejarían de comer,
Pero como lo conocían, se dieron de señas entre ellos para no soltar la cuchara, hasta terminar con todo el arroz,
Así que vio, que no dejaban, y estaban casi terminando, cogió otra vez la cuchara, diciendo.
C... o, si me descuido, os lo termináis y no me dejáis nada, a lo que contestaron ¿Pues no te encontrabas malo? Sí, pero no era para durarme toda la noche.