que vivía con su padre, pues su madre acababa de morir...

LA CHELITO, Y EL TÍO TANO.

El tío Tano, era un hombre taciturno y tosco, siempre lo vi vestido de la misma manera pantalón de pana marrón y camisa de franela a cuadros, con una boina negra.
A mí me parecía muy mayor, pero solo tenía treinta y cinco años, se había quedado viudo, pues su mujer había cogido una pulmonía y no hubo remedio para sanarla, dejándolo solo con su madre medio ciega, y dos niños pequeños.

El mayor, Pedrín de cinco años, y Manolito de dos. Vivian en una casita a las afueras del pueblo, era una vieja casa que solo tenía una cocina grande, en la que había una chimenea de la que colgaba unas llares, con una caldereta con agua para poder lavarse, la misma cocina servía de comedor, y dos cuartos con un pequeño ventanuco que apenas dejaba entrar la luz.

El tío Tano, trabajaba en un huerto que tenía al lado de la casa, en el que sembraba las hortalizas con las que se alimentaban. También tenía una baca, de la que sacaba la leche para el gasto de la casa, y con un ternero que esperaba vender en el mercado, para poder sacar algún dinero.

A unos metros de su casa vivía la Chelito, una joven soltera y solitaria...

que vivía con su padre, pues su madre acababa de morir hacia una semana. Siempre caminaba con la cabeza baja, como si se avergonzara de no ser guapa, aunque tampoco era fea, pero no se podía decir que fuera una belleza.

Cada día, iba un rato a cuidar a Manolito y ayudaba a la abuela en las tareas de la casa. Un día, Pedrin le preguntó por qué nunca la veía reír, y ella le dijo que echaba mucho de menos a su madre, pues se había marchado sin poder decirle cuanto la quería, y que le gustaría ir donde estaba para poder decírselo.

Aquella noche cuando Pedrín rezaba al acostarse, tenía esta conversación con Dios;

Diosito, yo ya sé, que tú necesitas tener Ángeles, y por eso te llevaste a mi mamá y a la de Chelito, y ahora te dejo que la lleves a ella para que pueda decirle a su madre cuanto la quiere, pero solo te la presto un ratito, pues aquí también la necesitamos, ya que tiene que ayudarle a la abuela, y también cuidarnos a nosotros, y si no es pedir demasiado, a mi me gustaría que se casara con mi papá, y así podría seguir cuidándonos siempre, pues la queremos mucho, y la abuela siempre dice, que sería la mejor madre.

Pero si eso es pedir demasiado pues bórralo, y solo la dejas como hasta ahora, para que nos cuide, aunque a mí, me gustaría mucho lo que te he pedido...