Hay un recuerdo, que hace muy poco lo volvi a recordar, contandosélo a un amigo.
puede ser de risa, pero entonces tenia unos siete años.
Era visperas de los santos, en mi pueblo, y fuy acompañar a mi tia al cementerio a limpiar el nicho de mis abuelos.
El nicho estaba, en la otra punta de la entrada, cual fue nuestra sorpresa, que cuando mi tia vio que sé hacia ya tarde, y decidio que era hora de irnos, la puerta estaba cerrada.! ay madre mia!, no os podeis imaginar lo que a mí me entro,
llamabamos a la guardesa, que tenia la casa al lado, pero nada alli, no aparecia nadie, y mi tia no tiene otra ocurrencia que decirme! a mí! que me subiera a un nicho, que estaaba pegando al muro y que saltara, ya que en la parte de afuera habia un monticulo de arena, de una obra que estaban haciendo, yo lloraba como una condenada, pero la providencia llego, y vimos un tractor, que pasaba con su conductor,! claro!, y el llamo, a la guardesa. Cuando salimos eras casi las diez de la noche, yo no sé a que hora llego mi tia, pero yo subi la carretera que me las pelaba.
Y lo que os puedo decir, que el cementerio de mi pueblo, no lo he vuelto a pisar, y más siendo sementerio, sementerio,! bamos de los de antes! los de las ciudades són diferentes y por desgracia sí que los he pisado, pero el de mi pueblo, nanai.
Un saludo.
puede ser de risa, pero entonces tenia unos siete años.
Era visperas de los santos, en mi pueblo, y fuy acompañar a mi tia al cementerio a limpiar el nicho de mis abuelos.
El nicho estaba, en la otra punta de la entrada, cual fue nuestra sorpresa, que cuando mi tia vio que sé hacia ya tarde, y decidio que era hora de irnos, la puerta estaba cerrada.! ay madre mia!, no os podeis imaginar lo que a mí me entro,
llamabamos a la guardesa, que tenia la casa al lado, pero nada alli, no aparecia nadie, y mi tia no tiene otra ocurrencia que decirme! a mí! que me subiera a un nicho, que estaaba pegando al muro y que saltara, ya que en la parte de afuera habia un monticulo de arena, de una obra que estaban haciendo, yo lloraba como una condenada, pero la providencia llego, y vimos un tractor, que pasaba con su conductor,! claro!, y el llamo, a la guardesa. Cuando salimos eras casi las diez de la noche, yo no sé a que hora llego mi tia, pero yo subi la carretera que me las pelaba.
Y lo que os puedo decir, que el cementerio de mi pueblo, no lo he vuelto a pisar, y más siendo sementerio, sementerio,! bamos de los de antes! los de las ciudades són diferentes y por desgracia sí que los he pisado, pero el de mi pueblo, nanai.
Un saludo.