DON MENDO:...

DON MENDO:

-Hay que dar de comer al rucio
que anda mohíno estos días, Nuño.
Dale pienso que en casa hidalgos,
el rucio debe lucir mejor que el amo.
Y este rucio esta muy devastado.
Debes llevarle a los prados de recreo.
Que un noble hidalgo desluce si va
montado en un rocín pulgoso y flaco.
Hazme caso Nuño que ha de parecer
el auténtico caballo de un hidalgo.

NUÑO:
¡Ay mi amo, que preocuparse de un asno!
¡Cuánto mejor nos vendría apearnos
y tomarnos regalados un auténtico capón.
Bien guisadito con castañas y un buen vino.
Déjese mi amo de preocuparse por el rocín flaco
que mas que los asnos lo merecemos los humanos.

DON MENDO:

- ¡Qué pocas entendederas tienes hermano!
La cabeza más dura que un guijarro de río.
¡Menudo criado para mi mal me he echado!
Pues tal que lo pides, ya sin mas replicar, comamos
que parece que mis tripas me piden algo.
Algo desfallecido si por cierto que me hallo.
Vamos a por capón, pero si es faisán no le hago ascos.
Tampoco a ti Nuño, que con poco te conformas,
y como quiera que no tienes títulos ni emblemas
tampoco obligado estás a pensar, y menos filosofar.
Eso déjaselo a los barones e hidalgos de noble cuna.
Que ya se sabe que los villanos harto hacen
con servirnos la cama, el pan, y el vino y las encomiendas
cuando es menester que así lo hagan porque la ley les manda.