Los cantantes no paraban de entonar melodía tras melodía...

Los cantantes no paraban de entonar melodía tras melodía en busca de los oídos de Isabel. Que estaba diciendo, "Tierra trágame, menuda suerte la mía con estos feriantes que andan vendiendo mi honra por las calles sirviendo de risa a todo el vecindario".
Don Lope y Don Pedro Crespo salieron con sendas espadas y quiere la casualidad que erraran en el blanco. Pues no dieron con los chistosos y titiriteros, sin con otros personajes que ya se verá. Y el más inocente se llevó la peor parte. Suele pasar muchas veces eso.
La Chispa entonaba que daba gusto así:

LA CHISPA:
-Érase cierto Sampayo
la flor de los andaluces,
el jaque de mayor parte
y el rufo de mayor lustre.
Este pues a la Chillona
topó un día...
(Se para y vuelve con más energía)
Halló digo a la Chillona,
que brindando entre dos luces,
ocupaba con el Garlo
la casa de las azumbres.
El Garlo, que siempre fue,
en todo lo que cumple,
rayo de tejado abajo,
porque era rayo sin nube,
sacó la espada, y a un tiempo
de un tajo y revés sacude.

ALGUIEN EMPIEZA A CHILLAR DE VERAS PORQUE HA RECIBIDO UNA ESTOCADA. (Está oscuro y no se ve nada. A quien San Pedro se la dé, San Pablo se la bendiga.
Y así fue que pagó el más inocente de todos y el que menos culpa tenía.)

: ¡Ay, Ay, Ay, Ui, Ui, Ui, como duele!