LA HUIDA, Andalucía

LA HUIDA

Luis Olivencia pone el dedo en la llaga de Invercaria. Hoy, en El Mundo: "Cuando se pretenden evitar las rígidas estructuras del Derecho administrativo se opta por el uso de instrumentos societarios del Derecho privado con el ánimo de que el servicio público se preste con más agilidad. A esa opción se le ha denominado la «huida del Derecho administrativo», y siempre se ha guiado por una a veces equívoca idea de eficacia, de evitar el anquilosado Derecho público que nos hace aparecer el Estado como un gigante con pies de barro. La norma administrativa es rígida, estricta, formal y casa mal, se dice, con la eficacia que en su desarrollo requiere el servicio público de que se trate. Para ello, nada mejor que escapar de esa estructura hormigonada y constituir las más ágiles sociedades mercantiles, no tan expuestas a formalismos, ni tributarias de tantos controles.

Invercaria es un claro exponente de lo que se ha venido en llamar «huida del Derecho administrativo », pues se trata de una sociedad –mercantil– de carácter público, alejada de la aplicación de la norma administrativa. El uso por las administraciones de entes privados no es un mal per se, ni debe serlo. El problema está cuando esos entes son utilizados, precisamente, con el ánimo de eludir los controles y ‘rigideces’ antes apuntados. El mal que aqueja a este tipo de instrumentos está precisamente ahí, en la orfandad de controles cuando éstos son desactivados. Cuando cualquier actividad es despojada de los preceptivos controles (incómodos, pero necesarios) la norma jurídica entra en crisis por culpa de esa falsa idea de eficacia que realmente entraña un grave riesgo. Y es esto lo que ha ocurrido con Invercaria.

Asistimos en el caso de Invercaria no ya a una «huida del derecho administrativo», sino a una evidente huida del derecho demostrada por un desprecio clamoroso de la norma jurídica que amenaza la ruina del sistema. Y no es mi opinión; así lo ha puesto de manifiesto la Cámara de Cuentas andaluza, un órgano político al fin y al cabo, capaz de, al menos tímidamente, poner de manifiesto la ausencia de procedimiento en el desarrollo de su actividad. Estamos, pues, ante un problema que entraña un evidente riesgo y que nunca podrá ser resuelto porque quienes lo han procurado. No se puede regenerar un sistema por aquellos que lo han degenerado con esa actitud de continuo y absoluto desprecio del derecho. Asisto sorprendido a las declaraciones de sus dirigentes, que rebuscan de manera patética en el árbol genealógico del funcionario para tratar de encontrar familiaridades con el líder de la oposición y tratar de justificar así lo que consideran una trama política.

Quieren ver una trama política allí donde sólo hay un edificio en ruinas, la misma ruina moral y jurídica que ellos han logrado con el continuo desprecio a la norma."