¡Qué bueno Lú encontrarme por fin alguien a quien le gusta la ciruela en verde! , Blog de notas y últimas palabras

¡Qué bueno Lú encontrarme por fin alguien a quien le gusta la ciruela en verde!
Me trataban de estrambótica y mira por donde el gusto nos lo da nuestra procedencia manchega.
Cuando les contaba que también nos gustaban los tallos de las zarzas pelándolos, o las manzanas verdes...
Quizás alguien pueda pensar que era por hambre. ¡Qué gran error pues yo no tenía nunca hambre y sin embargo las ciruelas verdes las comía por gusto, por su acidez. Pero también te digo que el limón me echa para atrás. Es diferente el acidillo de una y otra fruta.
Y comía fatal pero esas frugalidades me llenaban y me gustaban porque formaban parte del juego.

Y con respecto a los estanques y a los ríos.

Se me olvidó decir que el recuerdo de mi río era esporádico, solo disfrutado en ocasiones excepcionales cuando íbamos a ver a nuestros abuelos a nuestro pueblo.
Pues tuvimos que marcharnos muy pronto, dejar el río, el huerto de mis abuelos y a seguir las enseñanzas en mis particulares jardines de infancia.

En el primer destino me informaron del peligro que suponía el estanque al ver a mis hermanos que les tenían que atar para que no se cayesen y yo a cuidarlos para que nada malo les sucediese cuando tan solo contaba 4 años.

Y si fui libre es porque era responsable a tan temprana edad ya que la necesidad hace que se madure antes, o por lo menos te des cuenta de los peligros que pueden acechar en un bosque alejado de la urbanidad.

Y disfrutabas mucho en el río pero porque también habíamos aprendido que el agua era un bien escaso, donde el agua se compartía y se buscaba. Que fuera un bien escaso y que en tu pueblo abundase tanto y te la negasen...

¿Pero que te negaban, el agua de la Sierra en los grifos de agua corriente?

Pues es que gracias a eso disfrutábamos de muchos otros manantiales y cada uno para un uso.

Y cuando fui mayor (14 años), decidí volver a mi pueblo y usar el agua de la Sierra para lavar en plena plaza.
" Que os molesta, pues imaginad la molestia que supone que por tener una mente retorcida como la vuestra no disponga de agua en casa como cualquier hij@ de vecino. Y litigios para conseguir al final tenerla, y pagarla a partes iguales.
¡A ver si no iba yo a tener derecho a usar "vuestra agua para aclarar mi ropa, sí, en plena plaza y a la vista de todos, porque habías pretendido de hacer de mi una chica de secano cuando en este pueblo hay tanta abundancia de agua y nos la habéis negado siempre"
¡Qué bien me sentó aquello, tanto que después les deleité al vecindario aquel mismo año con una obra de teatro que gustó mucho y fui aplaudida por habérmela aprendido tan bien!

Feliz martes Lú y un abrazo