No ese día mi camino de vuelta a casa no fue el de un bosque idílico. Sino el de un pobre, Burgos

No ese día mi camino de vuelta a casa no fue el de un bosque idílico. Sino el de un pobre páramo roto, quemado y abrasado vivo por los intereses de unos pocos que nunca buscaron el interés común de todos, ni siquiera el de ellos mismos.

Y me dije... en días sucesivos lo documentaré en imágenes, que hoy ya se ha hecho muy tarde. Y fui contando los árboles y las matas y la suma me dio cero. Pero conté piedras y pedruscos infinitos bajo el ocaso del páramo.