Aquí se me quedó un secreto profesional que, a día de hoy voy a desvelar. El nombre de una, Burgos

Aquí se me quedó un secreto profesional que, a día de hoy voy a desvelar. El nombre de una redactora que se fue de vacaciones y yo me quedé con su columna porque hubo quien confió en mi. Ella es una de las mejores redactoras que conozco en diario de Burgos. Y no es por nada, sino porque de verdad así lo pienso de ella, Angélica González. Espero no equivocarme pues esto de los nombres no se me da bien, pero si a mi cabeza me llega, es porque es verdad, que de tanto y tanto como he leído... No es peloteo pues ella y yo apenas si hemos intercambiado conversación, ni para bien ni para mal. Si Ana, era amiga suya, sería por algo.

Y todo ésto para qué, pues porque hoy también he tenido de menú garbanzos, que el día es fresco. Yo esto de las comidas, lo domino a la perfección. Que algo no se cuece bien, pues lo vuelvo a meter en la olla, y a correr. ¡Pero qué garbanzos me han salido! Ya digo, que les faltaba algo, y han tenido una segunda oportunidad. Que el morcillo, como los garbanzos son super tiernos, no se coció. No hay problemas pues además es que la carne del cocido no les gusta a los míos. Solo los garbanzos, el chorizo, la morcilla y el jamón. Y la sopa al día siguiente. Hoy a éstos les faltaba algo mas de verdura, pues ya se ha pasado la época de la berza castellana, y la he sustituido por el cardillo de campo. Todo en esta vida tiene reposición. Y con imaginación, ni te cuento los menús que se pueden hacer aquí.

Por eso interrumpí la paella. Y ahora os dejo tranquilamente con los garbanzos que cociné aquí, en esta tierra de veranos frescos.

No podré nunca agradecer lo suficiente a la deferencia que tuvieron conmigo, aunque algunas veces haya hecho algo que molestase. ¡Pero qué quieres si te enseñan bien en oficio!