ME PONDRÉ LA CAMISETA NEGRA- Y COMO YO MUCHOS QUE UN DÍA VESTIMOS LA ROJA- HOY POR HOY ESTAMOS, Burgos

ME PONDRÉ LA CAMISETA NEGRA- Y COMO YO MUCHOS QUE UN DÍA VESTIMOS LA ROJA- HOY POR HOY ESTAMOS DE LUTO

El color de las camisetas varía de unos sitios a otros. En mi tierra es el amarillo, pero en la parte norte de España, Cantabria y Burgos, que se sepa es el negro. Quizás por que aquí es lo más duro, lo que más cuesta combatir. En dureza, Burgos se lleva la palma: 17 permisos nada mas y nada menos. Yo voy a llevar la camiseta del más indefenso, del antifracking burgalés. Que en mi tierra, con ser mi tierra, me pilla más lejos; y ésta, hoy por hoy es accesible en tiempo y lugar.
Se han cebado con esta tierra los señores petroleros, y troleros. ¡Cuántas mentiras van vertiendo desde que empezó esta historia! Es que en mayo del 2013, en mi tierra pusieron pies en polvorosa cuando les empezó a caer ¡el primer permiso!. Soria, ya llevaba acumulados otros. ¡De vergüenza! Y la forma tan falsa es la que ha propiciado esto. Engañar, engañar, ocultar, falsear. Decir una cosa y luego ser otra.
Pero esto, que la gente no se crea que es todo. Esto es como un cáncer, que avanza, que otros, en otros territorios han sufrido ya mucho, y todavía sufren, por dejarlo hacer, por no saber qué consecuencias iban a tener, por no creer a quien sí decía la verdad, por tantas cosas, que nosotros, hoy por hoy si tenemos. Tenemos las consecuencias de lo que ha pasado en otros lugares, de cuánto sufrimiento les está costando extirpar lo que un día permitieron. Y aunque sepan que todo no podrá ser como fue antes, estarían hasta contentos con que parase el mal.

Vemos qué sucede en el mundo, qué ha pasado en otros lugares, qué han perdido de forma irreversible, y nosotros, si lo podemos prevenir en lucha activa ciudadana, diciendo qué queremos y que no queremos a quien nos manda y nos gobierna porque su mandato depende de nuestros votos.

Hasta los mismos que lo consintieron, ahora están arrepentidos cuando ven sus casas temblar por los seísmos, o ver cómo la gente tiene que ir a por agua al camión cisterna de su localidad, o cómo avanza la enfermedad de los suyos, o peligra la vida que viene en camino. Tener gas en el subsuelo y explotarlo no es jauja cuando se puede perder el agua, o las riquezas turísticas o los buenos productos, que hoy por hoy produce Burgos. Es de imbéciles, cambiar una cosa por otra. Y yo no estoy obligada a mentir ni a ocultar porque soy yo misma y no dependo de nadie que me diga qué tengo que escribir, pensar y sentir. No sé por qué me inclino siempre por el más débil, y entre tanta grandeza que se pregona desde Burgos, veo que es uno de los más flacos galgos que nunca había tenido la oportunidad de comprobar.

Y hay tiempo, y se puede evitar un mal mayor que el que tenemos ahora. En el mundo, los cultivos sanos escasean, y mas que van a escasear según están esquilmando sus riquezas, que no las podrán volver a regenerar.