¡A LA RICA CASTAÑA DEL BIERZO!, EN VILLADIEGO

Ese día tocó ir a Villadiego, y a pesar del tiempo cargado de malos augurios, malos por la lluvia, pero buenísimos para el campo, allá nos destacamos con sendos paraguas y dispuestos a pasar una bonita mañana de fiesta en medio de raudos chaparrones. No fue tanto, gotas de vez en cuando, abrir y cerrar paraguas y recalar en un bar bajo los soportales de la plaza donde siempre instalan la feria y con gran solera.
Lo primero que hicimos fue visitar la maquinaria, no por ellas sino por nosotros. Entonces descubrí un parque nuevo, al lado de la iglesia. Lo que es inevitable es que te encuentres con conocidos de los pueblos de los alrededores porque muchos solemos ir a Villadiego en estas fechas.
Casi siempre toca el saludo, pero en otras ocasiones se pasa de largo por diversas circunstancias.
El día no era muy apacible, y eso se refleja en el ánimo, con buen tiempo el carácter es más alegre, con el malo, se hace adusto. No todos los días se amanece del mejor talante. A mi no me influye el tiempo, es verdad, me da lo mismo que llueva, haga sol, ventee, o granice- siempre que no me caigan los granizos en la cabeza y me aporreen. No todo el mundo tiene mi carácter, que no siempre fue así, que es aprendido, fortalecido y a base de muchas experiencias aprecio todo lo positivo y ninguneo lo negativo. De esa lucha suelo salir vencedora.