Pues es verdad. Gloria a los garbanzos....

HOY, GARBANZOS

En Burgos, incluso en verano hay que hacer acopio de una buena olla para esos días en que el frío te quiere vencer. Sobre todo, después de haber pasado tantos días en la piscina y bien tostadas tenemos que cambiar de hábitos y de los variados tipos de ocio que la ciudad ofrece.

Hoy, al bocata de tortilla comido bajo la sombra de estupendos pinos, lo sustituiré por un buen caldito, buenos garbanzos, y no peores acompañantes. La carne de morcillo que ya no hay moros en la costa y la crisis ha remitido; con chorizo, morcilla tardajeña, oreja y rabo del auténtico cerdo de la perdurable matanza. Así no hay peligro porque en enero el porcino estaba en alza. Enero, típico mes de la mayor parte de las matanzas porque hay que salvar la empinada cuesta...

En cuanto a los garbanzos no discriminaré a ninguno, que todos son igual de necesarios para la buena marcha del guiso. ¿Qué es eso de un garbanzo negro? ¿Es que los que estamos morenos de tanta agua y sol vamos a ser diferentes? Pues no.

Yo soy la misma pero únicamente he aprovechado las buenas condiciones climatológicas que nos han asolado, y a la vez, entre vuelta y vuelta, el agua me ha hidratado convenientemente. Que estas aguas del Arlanzón, debidamente cloradas no dañan a nadie.

El agua, ya sea del río, del grifo, o de la piscina proviene de la sierra y allí todo es lozanía. Aguas abajo de Burgos ya no me bañaría con tanta alegría pero para eso están las buenas comuniciones del cuarto de hora, para aprovecharnos de lo que en verano nos puede ser beneficioso de la gran ciudad: las piscinas y la playa de Burgos, que la tiene.

Pues con el cocidito burgalés, ya solo me queda el postre. Dulcísimo, que nuestro cerebro necesita aportes extras, y además con tanta remolacha como hay por los alrededores, no vamos a escatimar en reponer nuestras neuronas, tan sensitivas. A cuidarlas toca con exquisitos pastelillos de cabello de ángel. Extraordinarios, os lo digo yo que soy experta en su elaboración y horneado.

Parece mentira que una calabaza, tan sosa ella, bien aderezada con canela, tiras de limón y mucho azúcar pueda dar tanto de sí, y ser tan beneficiosa. No te deprimas tomando tantos "sin" y "light", y disfruta, que el azúcar es necesario, y más por estos lares en que no abundan las demostraciones de afecto. Que el trato a veces, es tan cortante como el vientecillo ese del cierzo. Si te pilla desprevenido te rebana como si fueras una pera.

Después ya podremos ir en bicicleta a tomar el aire de la Vega.

Carmen García en "Ponme una Caña" en Diario de Burgos en el año 2001

Pues es verdad. Gloria a los garbanzos.

Un saludo.